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La Dehesa

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La Dehesa

La dehesa es en España el hábitat natural del alcornoque. No es que este no pueda crecer en otros lugares, que sí lo hace, sino que este es el lugar en el que ejerce su protagonismo en el ecosistema: La Dehesa.

Pero, como todo en esta vida, todo surge por algo, o procede como consecuencia de algo. En nuestro caso debemos recurrir a la historia.

Bajo el mando de Abderramán III, en 912, el califato de Córdoba dominaba casi la totalidad de la península ibérica

La resistencia goda se mantuvo firme en Asturias, Galicia y Vascongadas y lentamente avanzaron hacia el sur, aunque siempre dominados por los musulmanes.

Y aquí es donde entra la religión y la filosofía del Corán. El sexto pilar es la Yihad que según define el diccionario Oxford es:

El esfuerzo que un musulmán debe realizar para que la ley divina reine en la Tierra y que muchos casos, implica la lucha violenta.

El reinar en la Tierra indica un territorio y era el deber del califa hacerlo por medio de varias formas bélicas. 

El territorio dominado era el dar al-Islam que era defendido por la frontera denominada dar al-harb o territorio de guerra.

Para este último los musulmanes utilizaban dos tipos de formas, la aceifa y la algazúa.

La aceifa cuya etimología viene de las palabras árabes, verano y cosecha, era organizadas todos los años en las épocas que su palabra indica, para recoger los tributos pactados con algunos reyes cristianos y acometer a los que no habían pactados. 

De igual manera la frontera próxima al dar el-Islam, deberían ser tratadas de acuerdo a su condición y deberían ser neutralizadas “eliminando núcleos de actividad política y repoblación, para lo cual se imponía el desmantelamiento de fortalezas, la destrucción de aldeas y la tala de campos

Almanzor se lamenta no haber cumplido esa ley en su lecho de muerte.

Si Dios me hubiese inspirado devastar lo que conquisté y vaciar de habitantes lo que dominé, y yo hubiese puesto entre el país de los musulmanes y el país de los cristianos diez días de marcha por parajes desolados y desiertos, aunque [éstos] ansiasen hollarlos, no dejarían de perderse. 

LA «HISTORIA DE AL-ANDALUS» DE IBN AL-KARDABUS 

traducción de Felipe Maíllo Salgado

Si nos fijamos en el mapa veremos que las aceifas más importantes se hacían hacia los territorios más poblados del norte, donde había más riqueza.

En la medida que los cristianos avanzaban hacia el sur, estos no eran tan ricos y se utilizaban las algazúas, que no eran tan organizadas como las aceifas, pues eran incursiones militares, punitivas y de saqueo, en cualquier época del año. 

Aquí se encontraban mayormente campesinos agrupados en pequeños poblados en el que su conocimiento del terreno debería ser la mejor forma de defender sus ganados y cosechas.

La tierra fue su método de defensa: Esconder lo que podrían haber cosechado y esparcir su ganado por los terrenos abiertos. No había otros árboles frutales dignos de talar y del alcornoque y encina no daban importancia a su fruto y a

demás, eran duros de talar, por lo que quedaron como protagonistas de la sombra de la dehesa, albergando en ella el ganado porcino, ovino, vacuno y caprino que, unidos al corcho, han hecho famoso este ecosistema.

En el mapa adjunto vemos la distribución de la Dehesa en la península Ibérica 

El siguiente mapa les muestra la localización actual de la Dehesa en la península Ibérica. 

 

Podemos observar la forma diseñada la frontera del dar al-harb por las aceifas y las algazúas.   

El término dehesa viene del latín defesa (defensa), pues los primeros pobladores en la reconquista hacían vallados para proteger los rebaños alojados en ellas.

https://es.wikipedia.org/wiki/Dehesa

 

Con estos apuntes históricos podemos apreciar cómo fue el origen de la dehesa.

 

 

La encina y el alcornoque son árboles ideales por varias razones. 

Son útiles para la defensa pues al ser árboles no muy altos ni espesos, desde un alto se pueden vigilar los movimientos de tropas. Dándoles tiempo para prepararse y huir, llevándose lo que podían y dispersando al ganado en el campo abierto. 

Ayudaban en esa defensa los matorrales, sobre todo la jara (jara pringosa o láudano) cuya etimología árabe significa arbusto; al tener una altura de más de 2 metros, tenían que deshacerse de ellas y el láudano en su contacto, quedaba adherido y no era fácil de quitar. Es por lo que, en algunos países árabes, jara, no es una buena palabra.

El ganado que compartía la dehesa también era el ovino, caprino, bovino y sobre todo, el cerdo.

Este último se encontraba frente a su alimento favorito, la bellota. Este fruto es el producido por el alcornoque y la encina, alimento favorito del cerdo ibérico, cuyos subproductos se han hecho famosos en el mundo entero, en primer lugar, el jamón y en segundo, los embutidos, aunque en verdad estos tuvieron que esperar otros setecientos años más con el descubrimiento de América. 

En el valle del Jerte se cultivaban gran parte de los productos traídos de las Américas degustados por el Emperador Carlos V en su retiro del Monasterio de Yuste. 

De allá trajeron los pimientos y su forma de conservarlo como lo hacían los mapuches del Chile, secándolos con humo y moliéndolos, el polvo obtenido se llama “merquén”. 

Al incorporar este pimentón molido y secado con humo al embutido del cerdo ibérico, dio motivo a otro galardón para la dehesa: el chorizo español.

Por último la dehesa es el hogar del toro de lidia, otro caso que marca a la dehesa como hábitat único en el mundo.

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