El daño irreparable de las podas mal hechas
Terminé el viaje con Taponel, triste. Quería darle una alegría, que viera a su familia y pasara un rato con ellos, pero resultó ser todo lo contrario. Durante días apenas hablábamos. Taponel estaba muy deprimido y sin ganas de conversar. Finalmente, decidí que no podíamos seguir
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